Érase una vez, un niño llamado Gabriel, querido por Dios, que le gustaba los animales, el mar y amaba mucho a sus padres. Un día, mientras caminaba por la playa, encontró un pequeño cangrejo herido. Gabriel cuidó del cangrejo hasta que mejoró y lo liberó en el agua. Desde ese día, se convirtió en el protector de todos los animales del mar.

La gente de la ciudad incluso comenzó a llamarlo "El niño del mar". Un día, mientras exploraba una cueva en la playa, Gabriel encontró una antigua brújula que había sido perdida hace mucho tiempo. Cuando Gabriel tomó la brújula, un gran torbellino lo envolvió y cuando se detuvo, se encontró en una isla misteriosa. Gabriel estaba solo en la isla, pero pronto se hizo amigo de un grupo de animales exóticos, como un loro que sabía hablar y un mono inteligente.

Gabriel aprendió mucho de los animales en la isla y se divirtió explorando junto a ellos. Pero pronto descubrió que la isla no era tan amigable como parecía, ya que las tormentas eran muy fuertes y peligrosas. Gabriel se dio cuenta de que necesitaba encontrar rápidamente un camino seguro de regreso a casa. Después de buscar y buscar, Gabriel encontró una cueva llena de esqueletos antiguos.

Mientras exploraba la cueva, encontró un mapa. Gabriel pensó que era la clave para encontrar la salida de la isla. Gabriel y sus amigos animales siguieron el mapa a través de la selva densa, escalando montañas y navegando por ríos peligrosos.

Finalmente, encontraron una cabaña donde un anciano sabio les dijo que necesitaban encontrar la Cueva del Tesoro para encontrar la forma de volver a casa. Después de muchas pruebas y obstáculos, llegaron a la cima de una montaña alta donde encontraron la Cueva del Tesoro. Dentro de la cueva, encontraron un barco antiguo, que utilizaron para navegar de vuelta a casa.

Gabriel estaba muy contento de estar de vuelta en su hogar, pero nunca olvidó a los amigos animales que hizo en la misteriosa isla. Así que decidió pasar más tiempo en las playas buscando y protegiendo animales marinos. Desde ese día, Gabriel se convirtió en el protector de los animales del mar en su ciudad y se aseguró de que todos fueran tratados con respeto y cuidado.

Gabriel entendió que el mundo es un lugar maravilloso, pero también hay peligros en él. Pero con amigos y determinación, cualquier obstáculo se puede superar. Fin.